La juventud se define, según las Naciones Unidas, como la etapa de transición que abarca desde la finalización de la dependencia de la niñez y el comienzo de la independencia de la adultez, con conciencia de este cambio.
Es una categoría que es más fluida que fija, pero para fines estadísticos, las mismas Naciones Unidas clasifican en esta etapa a los individuos entre los 15 y 25 años.
Deben proveer en la casa alimentos que sean altos en fibras, cereales y granos integrales, vegetales y frutas variadas, carnes magras y grasas insaturadas para ser consumidos todos los días.
Es ideal que los padres les hablen a sus hijos sobre la importancia de hacer tres comidas formales, deben hacer comidas diarias en una mesa junto con todos los miembros de la familia, involucrar a los niños en lo que es la preparación de los alimentos y lo que es la planificación del menú familiar.
Todo esto ayuda a que los jóvenes puedan en un futuro practicar estos hábitos de manera natural, sin sentirse presionados.
No recomendamos a los jóvenes las dietas extremas, recomendamos que aprendan a tener una relación saludable con la comida, más allá de cortar o aumentar calorías para lograr un fin. Creo firmemente en que los jóvenes deben aprender a comer desde temprana edad para poder tener una adultez más saludable.